LAVONE - NI UNA PALABRA MÁS (2023)

    Es mala hora para estar en esa dársena de Atocha. Camina y mezcla: escucha Pedro Navaja pensando en Héctor Lavone y en una luciérnaga que s ¡MIS MUERTOS, LAVOE: HÉCTOR L - A - V - O - E! Coño, siempre igual: te echabas de comer al lobo Fernis. En mitad del asunto por el que había llegado a este texto, tiene (no es la primera vez) el flash de que su vida podría contenerse en: los errores con que aprendí lo que se me quedó y con los que hice fondo y forma. En todo caso, era tarde (no había gana) para derrumbar un panteón como el que, desde ese error, se había montado hacía años, y por el que pisaba el escalón que siempre quiso en esa pirámide, en esa dirección, a esa altura. La cursiva se endereza cuando siente (vuelve a sentir) que vive en la piel del personaje de Orson Welles en El Extraño. Sigue, bordeando por dentro el amarillo del filo del andén de la vía 6. Es mala hora para eso. Abre cosas y usa algunas de las que hay dentro para recomponerse. No cambia de track ni apaga los AirPods. Se termina de rehacer mientras en su cabeza mezclan su voz infantil cantando: si naciste pa martillo, te van a llegar los clavos / y verás/ ay, ay, ay./ Y verás, con la voz digitalizada de la megafonía de Atocha que anuncia cambio de andén. Aprieta el paso y se aleja de este cuento porque tiene que volver, de inmediato, a casa.