MENTIRAS DE LOS FIRMINS (2010-2014)

Le llaman realismo sucio a contar cómo dos cabezas de familia se comen una caldereta de cuarto de burra para cumplir con la primera parte de una apuesta. Realismo sucio a contar cómo luego vomitan el contenido en el enorme perol vacío puesto sobre la mesa central del bar para intentar llenarlo y cumplir con ello la segunda parte de la apuesta. Por supuesto, son jaleados en todo momento por lobos de dos patas, de diferentes estratos y generaciones sociales de lobos, y ayudados en todo momento por cantidades industriales de tinto soplón y orujo de hierbas. Le llaman realismo sucio a quedarse a esto de conseguirlo, y en medio de la algarada de lobos celebrando entre insultos la derrota, contemplar la solución luminosa. Le llaman realismo sucio a contar que uno de los dos cabezas de familia se sube a la mesa. Coloca sus pies dejando el enorme perol bajo el arco de sus rechonchas piernas. Se baja los pantalones. Se acuclilla. Se alivia mientras sonríe, orgulloso y girando la cabeza para mirar a todos. Los lobos celebran y comienzan a sacar el dinero para pagar. Piden Dyc y me miran.

A eso le llaman realismo sucio. O descarnado. Fíjate.