CUADERNOS EN LA CASA (TEXTOIMARGEN 2013)

Hay cuadernos en la casa. A veces salen a recordarnos la vida. Están llenos de dibujos que realiza mi mujer, de recortes de prensa, de fotos de asesinos en masa y asesinos en serie. Están llenos de monos y marcianos riéndose a quijada abierta como auténticas personas. De líneas de tinta que evolucionan en formas geométricas o en extrañas letraplantas que tornan telas de araña, manos que suben a través del blancoamrillo del papel. Las líneas de tinta a veces crecen hasta ser extraños personajes híbridos en floración, incluso naves vikingas hacia el Incendio Final. Las hojas tienen restos de café, de sangre, caras de Bélmez fabricadas por la humedad, la oscuridad y los años. Manchas con avisos que no entiendo. Hoy me he despertado con un nudo en la garganta y he corrido, como un Raskólnikov de la vida, hasta el armario donde guardamos (donde esperan) esos cuadernos. Es aún de noche y la mujer y el gato están dormidos. Una vez en el salón, he sacado uno de los cuadernos y lo he abierto. He encontrado el dibujo. Era el mismo que el del sueño. Ella lo dibujó hace casi diez años, sin saber quiénes eran la novia de ROM ni el Lobo Fenris. Quién era ROM ni qué era el Ragnarok, ni las Eddas. No conoce toda esa maldita historia de la armadura sellada para siempre y los fantasmas del espacio que puede que te los cruces en el súper, o que incluso duerman a tu lado ahora mismo en la cama. Miro el dibujo. Oigo la respiración acompasada de la mujer y el gato, los dos en la misma cama. El gato ocupando mi lugar. Fumo. Es todavía de noche aunque ya es de día.